¿Fue su boleto de despedida? La figura de Boca que tiene las horas contadas

Perdió la cabeza. Todo Boca lo hizo. Va, o nunca tuvo la cabeza allí mejor dicho. El equipo de Miguel Ángel Russo estuvo irreconocible en Brasil. Andrada no fue Andrada, ninguno de la defensa mostró ni un poco de la firmeza que nos tenían acostumbrado, el doble cinco nunca pudo darle equilibrio al equipo: no pudo marcar y mucho menos dar inicio a ataques xeneizes. 

Las flechas por los costados no pudieron volar nunca. Y las pocas veces que tuvieron la pelota, la decisión no fue la mejor, incluso la imagen de desgano se vio especialmente en Sebastián Villa y Eduardo Salvio, quienes con el correr de los minutos se fueron encerrando cada vez más y terminaron muy lejos de sus mejores actuaciones.

El pobre Franco Soldano no pudo participar nunca de nada, porque si bien fue el único que mostró sacrificio en la presión de la salida del Santos, nunca pudo aprovecharlo para generar un robo que ponga a Boca en clara ventaja (la única vez que lo había hecho, el impreciso Pulpo González falló el pase).

Y el único que falta, es el que puso un poco la cara por el resto, Carlos Tévez demostró que a pesar de sus 36 años está muy bien y mostró la rebeldía que al hincha Xeneize le gusta ver en la cancha. Pidiendola, agarrando la pelota, corriendo a ayudar y hasta generandose solo los espacios para rematar al arco. Esa rebeldía bien entendida, no como uno de sus compañeros que se pensó que la rebeldía era ser guapo y dejar a sus compañeros con uno menos. 

Lo que hizo Frank Fabra en la noche de Vila Belmiro no tiene perdón. No sólo se lo vio ido y en uno de esos partidos en los que parece un chico de 15 años que no entiende la seriedad que el juego amerita, sino que quiso demostrar su braveza desde la violencia, en lugar de hacerlo pidiendo la pelota y pasando al ataque como lo ha hecho miles de veces con la camiseta azul y oro.

El colombiano se cansó de perder el duelo ante Marinho, quien estuvo iluminado y tuvo una noche brillante, y luego de dos goles en cuestión de minutos del conjunto Peixe no pudo contener su ira y reaccionó con una patada con cara de bronca al pobre brasileño que estaba tirado en el piso. Así, dejó a su equipo con uno menos, perdiendo 3-0 y con un panorama que resultó imposible de revertir. 

Fabra a quien estamos acostumbrados a verlo divirtiendose, pasando al ataque y dejando en el camino a rivales, parece tener poco futuro en el club, no por lo de esta noche, sino porque el propio colombiano desea pegar el salto rumbo a Europa y desde Boca, incluso, ya habían empezado a buscarle reemplazante. Entre ellos Marcos Rojo. 

Frank sufrió el partido y terminó pagando muy caro el precio de una calentura. ¿Hablarán desde el Consejo de Fútbol con quien supo ser el capitán de Boca en más de una ocasión?